Nunca pregunta.
Por eso es que le cuento.
Jamás me juzga.
Se ha ganado con ello mi respeto
Me mira en silencio.
En silencio, le contesto.
Sufre cuando me entristezco.
Se lo noto, y le comprendo.
Me cuenta cien chistes malos.
Respiro hondo.
Hoy confiesa al fín
Que se ha enamorado.
Me siento dichosa,
por él...y por ella.
Un poema precioso con un sorprendente final. Me ha gustado mucho. ¡Feliz fin de semana! Saray. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, María Jose. La amistad bien entendida entre géneros opuestos y su eterna polémica. Un beso
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