4 de septiembre de 2009

ANTÓNIMOS


Me mantengo
con cierto equilibrio,

a pesar de los trasiegos,
en medio del camino
recién descubierto
en el que se reconoce
al verdadero amigo.

La precariedad acompaña,
y los falsos huyen
en pos de joyas y honores,
fulgor engañoso

La carencia renueva,
con sutil destreza,
patrimonio, amistad y entereza.

Encendamos una hoguera con valor
Y quememos sin remordimiento
Los brillos que nos cegaban
antes de ponerse el sol.

Aquí se reconoce al amigo.
Una mirada
que acompaña, alimenta
sin necesidad de palabras.

En una mano
sostiene
la mitad del alimento.
La otra a menudo solivianta
alguna espalda
doblegada.

No temas, dice,
siéntate a mi lado y
observemos divertidos
como huyen
las urracas que sonríen,
sin enfrentar la mirada.
de Crisálida

4 comentarios:

  1. Niña...como me gusta esta poesía! Mis felicitaciones, guapetona, y un besote!
    Núria

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué bonito canto a la amistad! Saray. Me ha gustado mucho tu poema. Te deseo un ¡Feliz fin de semana! Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Gracias!! Está siendo más productivo, y eso hace que me sienten bien las horas. Gracias por tu comentario!

    ResponderEliminar

Puedes dejar aquí tu comentario. Gracias por detenerte en este rincón...

link:your-blog-here.blogspot.com