1 de julio de 2010

Tinto de verano




La melancolía, como la piel en contacto con las sábanas de raso, se vuelve pegajosa. No sé si se debe a la subida repentina de la temperatura, pero desde la ventana aprecio espejismos que antes no estaban.

Hoy me da pereza salir corriendo, así que me tomo el día con mucha, mucha calma. Los "debería" se apelotonan junto a mis remordimientos, y montan guardia esperando un mínimo descuido. Voy a plantarles cara alzando la voz, si es preciso.

Pero esta garganta que me exige silencio, que la mimo a base de miel y muchos caramelos, me dedica un tirano deseo, que el calor me deshaga los huesos y se derrita por tanto un equilibrio de por si precario.

Tambaleando entre letras, soliloquios mudos, libros que pesan y café (lo único que consigue engañar hoy a la pereza) avanzo unos pasos a través de las horas. Este hoy pesa menos que el de hace unos tiempos, ahora sé que las sombras y los espejismos desaparecen cuando la mirada se apaga.


Pensamientos (Crisálida)

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