12 de junio de 2011

2011: Por favor, ¿por dónde se llega a la Tierra?

Hay momentos en que uno no sabe si coger la mochila y plantarse en Japón, junto a las nucleares, o hacer la sentada junto al madroño de Sol.  Son esos días en que lo lejano pesa más, y parece que lo de aquí al lado no hace suficiente ruido.
Nos tapamos los oidos cuando pasa el camión de la basura, y sin embargo estamos sordos la mayor parte del tiempo.  Las paradojas no tienen principio ni fin, son como los anuncios en los que se muestran desahuciados de la tierra, que aunque no los veamos, sabemos que están ahí.  Un cóctel explosivo abierto las 24 horas, para deleite de los tremendistas.

Hoy me uno a las manifestaciones en contra de los gobiernos corruptos, asisto a las sesiones informativas y a las asambleas de los barrios, desplace de la multitudinaria población ya indigesta de acampadas sin resultados visibles, firmes.
Un café, y rodeo la zona China del mapamundi, ni tan solo lo rozo por miedo en convertirme en un individuo abocado al tráfico de órganos, a la ley de hijo único o a las fábricas sin derechos. Sin derechos, sin izquierdos y sin descanso.  Los renglones torcidos de Torcuato aún no lo habían visto todo.

Reportaje sobre las habitaciones de la muerte, en China, grabado en 1995 por Channel Four.  No aptos para sensibles.  El que tenga estómago puede bajarlo completo.  http://www.youtube.com/watch?v=iiabv_N99FA
Alguien consigue de nuevo trabajo... al otro lado del mundo. Y sin jet privado.

The Company Men no me ha sorprendido, ni siquiera me conmueve.  La realidad hace tiempo que es más efectista.  Volvemos al 29, a las colas de manos extendidas.  A las sombras que se arrastran por el metro recauchutando colillas e inocencias robadas.

Japón nos saluda con la mano de Murakami.  El premio Catalán va directo a sus arcas.

Las agendas no entienden de nacionalidades ni de razas, lo mismo que ese 95% de apoltrados que dormivelan frente al televisor mientras las caceroladas estallan en los barrios.

Asamblea, acampada, recoger un poco la casa, estatutos, reunión de literatos, la nevera y su temperatura ideal, quién se ha llevado el correo, apadrina a un niño, es cosa de hombres, mil campanas suenan en mi corazón, acelerar las ganas y despejar el cielo. 

Y aún queda tiempo para pensar.
Humanos, es lo que tienen.

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