16 de agosto de 2011

Su turno, Sir...

SU TURNO , SIR...


Hoy en día es fácil disimular que llevamos a un cadáver en potencia sobre nuestros hombros. Me duele la cabeza/veo borroso el 80% del tiempo/ me mareo a cada subida-bajada de las temperaturas/los escalofríos y sudores en frio me dejan sin fuerzas/me duele vivir, gritas. Y te aconsejan la pastilla de turno, o que visites a tu médico. Como si todos tuviéramos un médico del cuerpo y del alma al que acudir en caso de necesidad.

El cuerpo lo va soportando, con sus demáses y sus demenos. Pero ¿y el alma?. Qué demonios es el alma, que ostenta el poder final de llevarnos a la tumba y aún en el siglo que pronto nos permitirá poseer una segunda residencia en cualquier estrella de esas a las que observamos con la boca abierta, nos envenena.

Me estoy muriendo, no dices.
Debe de ser cosa de nervios, le quitan importancia para no implicarse.
Sí, debe ser eso, debe ser.

Y desapareces una línea más.

Hay dudas que no molestan a ojos de quien no quiere ver más allá del perfil de su nariz; mejor no aclararles nada.


© Saray Schaetzler, 2011

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