SU TURNO , SIR...
Hoy en día es fácil disimular que llevamos a un cadáver en potencia sobre nuestros hombros. Me duele la cabeza/veo borroso el 80% del tiempo/ me mareo a cada subida-bajada de las temperaturas/los escalofríos y sudores en frio me dejan sin fuerzas/me duele vivir, gritas. Y te aconsejan la pastilla de turno, o que visites a tu médico. Como si todos tuviéramos un médico del cuerpo y del alma al que acudir en caso de necesidad.
El cuerpo lo va soportando, con sus demáses y sus demenos. Pero ¿y el alma?. Qué demonios es el alma, que ostenta el poder final de llevarnos a la tumba y aún en el siglo que pronto nos permitirá poseer una segunda residencia en cualquier estrella de esas a las que observamos con la boca abierta, nos envenena.
Debe de ser cosa de nervios, le quitan importancia para no implicarse.
Sí, debe ser eso, debe ser.
Y desapareces una línea más.
Hay dudas que no molestan a ojos de quien no quiere ver más allá del perfil de su nariz; mejor no aclararles nada.
© Saray Schaetzler, 2011
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