4 de octubre de 2011

A PROFUNDIZAR (Máximas de otoño)



Máximas 
© Saray Schaetzler, 2011



LIMPIEZA GENERAL


Rincones – La inquietud me anima a hacer limpieza sobre el armario de la cocina, y me encuentro ¡emoción! con un desconocido destornillador de rayas verdes y negras literalmente pegado en la superficie. Utilizo una espátula para separar al objeto de su secuestrador, en ese submundo de alturas que no suelo visitar a diario.  Me pregunto si no aparecerá en cualquier momento el cadáver pringoso que se cansó de buscar el artilugio.

Rincones descuidadosAl hacer limpieza general he observado que en mi casa hay más recovecos de los que conocía.  Soy como un gato descubriendo un hogar por ver primera.  Me subo en las escaleras y mi mente se abre a todo un universo por explorar:  ahora los armarios disponen de parte superior con vida inteligente –algo de lo que no muchos humanos pueden presumir- ;  lo mismo ocurre con las puertas, y con los electrodomésticos, esas máquinas que además de hacer un ruido espantoso sirven para congelar. La mia no parece que se haya movido del mismo sitio en que se situó tras el último empujón.  ¿Será que la única a quien la mano dura le deja impetérrita o es sencillamente que no se quieren enterar, como hacemos algunos de nosotros?
 
Tras cada rincón me aguarda una sorpresa: objetivos y objetos perdidos por el paso del tiempo, escritos que no llegaron a ninguna parte y que se renuevan ahora, con el tiempo de los votos de otoño.

Mis propios rincones parecen querer salir a la luz como si de objetos olvidados de tratara.  Si tuviera la capacidad de rascar toda esa grasa que inunda mis recovecos, ¿qué encontraría? ¿cachivaches perdidos, teléfonos que nunca marqué? O lo que es un imperativo: ¿me encontraría con una parte de mi misma? 

Transparencia – Por más que limpio los azulejos no consigo ver lo que hay más allá.  No ocurre lo mismo cuando intento entender mis emociones de forma consciente? ¿Que me pierdo en el intento cerebral?  La próxima vez que me encuentre luchando con mis azulejos mentales, dejaré que brillen y no me haré más preguntas imposibles.

Si me implicara lo mismo con mi persona que lo que lo hago con los azulejos, ¿qué sacaría en limpio?


COMIDA


Culpabilidad – ¿Por qué en ocasiones uno se siente culpable tras una comida que ha sido excesiva?


Cuando la serenidad, la objetividad, el no rumiar, esas estancias mentales bien equipadas desaparecen de mi vista, me planteo una incómoda y urgente visita que me haga recapitular, y en ocasiones soy capaz incluso de enfrentarme a los interrogantes que rondan invisibles y ligeros de equipaje en mis infiernos particulares:  ¿qué estoy intentando evitar?

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