7 de diciembre de 2011

Entres huranes anda el juego, No me enseñes tus cartas

En la mesa de juego, como en la vida, la trampa ha de estar consentida, y mejor aún si es que no la vislumbras ni cuando la acometes en silencio; que no la vean tus ojos, que no la denuncien tus gestos, porque suele pasar que sin darte cuenta, a tu lado, o al frente, o detrás, se sienta quien sabe observar.

© Saray Schaetzler , 2008 (Serie Entres huranes anda el juego, No me enseñes tus cartas)

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