29 de febrero de 2012

EN EL TREN


http://www.youtube.com/watch?v=F8oFnsR_HBE&feature=related

Las imágenes que veo desde este vagón juegan con mi tozudez.  Así, cuando me inclino parecen esconderse, y cuando vuelvo a mi posición, ya se han ido.  Emergen presurosas de la nada;  son edificios feos, rodeados de casas aún más feas, que no respetan volúmenes, equilibrios, sintonías. El nexo de unión  la amalgama de restos , desperdicios y cemento de sus patios. Corren a esconderse, pasan veloces a corta distancia, la justa para distinguir unas botellas de plástico,  usadas, entremezcladas con una especie de tela arrugada, terrosa, restos de muebles que debieron tener alguna utilidad por un tiempo, vallas metálicas que no impiden el paso a las ratas.  Todos se van,  en el instante de un pestañeo ya ha desaparecido, alguien me cuenta que les vió como corrían...al otro lado de la ventana.

El sonido del altavoz  es como un murmullo lejano, si lo comparo con el volumen de mis pensamientos.  A través de esta ventana veo un paisaje conocido, (¿acaso no es una repetición?).  Sospecho que  siempre pasan  el mismo andén en esta película, que dura las mismas horas monótonas cada semana. Es el mismo reloj, el mismo hombrecito con cara de aburrido y la misma gorra roja y azul calada de lado, a la moda de los andenes de todas las estaciones, y a juego con la roja banderita de salida.  Comienza la carrera hacia atrás, hagan juego señores...lo que se va no vuelve y lo que se queda ya tiene destino asignado.

¿Por qué la mujer del abrigo rojo agita otra vez la mano en el andén?  ¿No es acaso la misma que ya saludaba, agitando la misma mano, idéntico semblante asustado hace dos estaciones...?  Cuando alguien saluda con prisa, agitando la mano con esa premura, se que el tren está a punto de salir.   Pitido de un  silbato (intuyo que debe ser el mismo silbato rojo, el que va a juego con  la bandera de salida, el mismo que cuelga en los labios del hombrecito repetido que aparece  en cada estación)

Miro hacia arriba y distingo una nube color plomo, que de repente echa a correr y se para en seco para entretenerse jugando con otras nubes de rosas, malvas, añiles, cobalto...hasta que el propio traqueteo, cual  hormigonera, convierte la mezcla en una  masa gris que se oscurece a medida que somos tragados por una gigante boca negra. 

En el exterior, de nuevo es todo negro, hasta que aparece la estación, con su mujer de rojo, su hombrecito con silbato, su reloj colgado de un saliente...
Al otro lado de la ventana se esconden luces que parecen surgir y desaparecer de la nada, y solo un rostro fijo, quieto, que quiere moverse, hacer carreras con los objetos que desaparecen a su paso, pero que se ha conformado con ser parte de este lado que todo lo ve por un instante:  la monotonía del propio reflejo.

Saray Schaetzler, 2008 (Serie En Movimiento, En el tren)

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