15 de diciembre de 2012

Matemática navideña


Somos polvo, no lo discuto, y aún así me pregunto cuántos tratarán de poner a prueba su resiliencia una vez más, pese a los buenos augurios y carantoñas de unas fiestas que cada vez más se desdibujan entre ritmos que nos recuerdan la última matanza, la huelga de turno, las voces de los que permanecen en pie de guerra.
Como cada año aconsejo que tengáis dos planes firmes, sin confirmar, y a esta pareja le añadáis el plan C, menos formal, más visceral, y que el día D, a pesar de todo, y resulte lo que resulte, sigáis resguardando la honestidad que os quede aún sana en vuestros corazones. Esa es la ecuación que no falla al alma: honestidad con mayúsculas y compromiso, con uno mismo. Por lo demás, las bolas del árbol siempre resultan útiles en los malabares de la duda existencial, algo así como duda al cuadrado partida de dos igual a infinito, para los sedientos de futuro y no creyentes en profecías tibias. La realidad nos sale al encuentro, los mayas son cuentos de hadas y yo me despido del año nefasto, "horribilus" que diría la reina de ases, más chalada y menos impresionada. Explorando el infinito.

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