13 de febrero de 2013

Un mundo diferente


Parece que de un tiempo a esta parte (puede que el tiempo se haya convertido a estas alturas en años) no vivimos todos en el mismo planeta.

Escucho en la radio cómo un invitado hace balance del primer trimestre de este dos mil trece; curioso, que se resuma un tiempo que aún no ha llegado, pero no van por ahí los tiros. Un fallo lo tiene cualquiera, y estos señores feu... digo, gobernantes, están tan ocupados con "sus cosas" de mayores, litigando entre ofensas de Palacio y secretos de Estado, que he empezado a entenderles, y aún así no compatibilizo con sus maneras, ni con su falta de valores que me muestren una visión amplia de lo que está sucediendo, o simplemente, que concuerde con todas las palabras que con poco trabajo les llena la boca aludiendo a objetivos comunes y mejoras en la economía general.

Lo confieso: me siento incapaz de seguirles el hilo. 

A continuación, se vierten varias llamadas atronadoras que solo contienen lamentos, quejas, silencios que hablan y monólogos desesperados por parte de ciudadanos que pisan el suelo y seguramente leen los mismos periódicos que ese señor (el invitado del que hablaba antes, el que va de vecino cuando la realidad es que se ha empadronado en la parte del muro que no avistamos la inmensa mayoría).

¿A quién escucho? ¿Quién tiene la verdad en sus manos? ¿Se está deshaciendo la crisis, se derrite como un helado como dice ese hombrecillo, que seguramente se ha preocupado más de vestir con el traje más mono antes de salir hacia la radio y de aprenderse su guión de memoria, como un buen chico, que en atisbar desde la ventana del coche de marca importado, por si acaso esa mañana ve a la puerta de algún edificio una masa enardecida gritando "STOP al desalojo", o alguien con sonrisa en la boca y los zapatos rotos, o la cola en la actualidad inexistente de las tiendas de moda?

¿O me esfuerzo por no caer en la misma rabia que sienten los otros, los de mi lado, los del esfuerzo diario, la mano a la vista y los pies curtidos?

Y entonces, para despiste de los unos, y cortina de humo de los aquellos, un señor ya entrado en años que viste sotana y boina blanca al que le ha dado la pataleta y sostiene que deja el cargo, ¡con lo precario que está en estos momentos el mundo laboral!.


Saray Schaetzler

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes dejar aquí tu comentario. Gracias por detenerte en este rincón...

link:your-blog-here.blogspot.com