23 de diciembre de 2014

Navidades en la playa


Rompiendo con la idea romántica al uso, hay ocasiones en que ni un buen libro, por mucho que algunos se hagan eco de su utilidad, son capaces de recomponer el alma, y es que lo humano sigue estando por encima de cualquier género o ciencia.  La ansiedad, las preocupaciones, el exceso de amor, y tantas otras animaladas racionales nos vienen al hilo de la cuestión que aquí se me plantea.


Ni siquiera una tarde de caluroso invierno y mesa de ágape navideño me recomponen, sino todo lo contrario, me enfrentan a esta pasividad ajena que ante la inmundicia que ha planeado durante los 360 días restantes, justo ahora se lanzan todos a una en picado sobre este comensal a quien estremece el sentido que “los otros” le dan a estas fechas, que hay más pavos sin molleja colgante que los propios que se muestran sobre la bandeja.

No reniego de la buena mesa, ni por caso alguno de la buena cama, qué decir que la cultura con mayúsculas, que me orgasma tanto o más, dependiendo de la intención y/o la buena mano – como en la baraja-, pero ¡qué narices! dejemos de acomplejarnos por sentir, por mostrar que aún nos queda una mijita de sensibilidad, y lancemos las diatribas sin remilgos durante los restantes cinco días;  sacúdanse los restos de las migajas que sobresalen insultantes del refajo.  Conspiremos para que el pedante y remilgado se revuelque estos días en la porquera.  ¡Un valiente! Que sonroje por fin al atracador de guante blanco, al corrupto con más pedrigí del club de los cien mil.
Mientras hostigan las ostias cargadas de buenas intenciones, devienen as arrugas y los años, y con estos la incredulidad, los miedos, el poder descreido, ligado más a la economía que a la seguridad en uno mismo, amén del prójimo, a cuyo sustantivo ya nada muestra pleitesía ni el belén del ayuntamiento.

Seguramente hoy no es día para escribir y mostrar, sino que convendría lanzarse al vacío del diario íntimo o la autobiografía para sacar la espina que tortura a ambos lados del tiempo, pasado y futuro, y con eso atemperar el ambiente, y cómo no, asegurarse el embite aún pendiente de los cuatro restantes.

Recibiré al Niño en pañales, con lo puesto, a corazón medio abierto, lo mismo pero más fuerte que el año anterior.
Observada por unos miles de libros que poco pueden hacer para captar mi interés, os deseo menos credulidad de la mala y racimos de fantasía.

Los milagros pertenecen a quienes creemos en ellos y el saco que los atesora es grande.


12 de diciembre de 2014

RESEÑA - La dama del cisne, de Carmen Torres Ripa


(La dama del cisne, 2014)
Carmen Torres Ripa

Editorial Plaza & Janés
© Carmen Torres Ripa, 2014
© Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U, 2014
© Fotografía portada, Getty Images.
© Fotografía autora, Asier Gómez
1ª Edición: Mayo 2014
Etiquetas- tags: Novela, Arte y Renacimiento, genios de la historia, pintores, inventores, Leonardo Da Vinci, La Gioconda, fantasía, misterio, literatura española
Tapa dura / Portada/ Contraportada/ Fajín
ISBN: 9788401354885
Páginas 352


ARGUMENTO 

Leda, la musa que da vida a los lienzos de Leonardo da Vinci, siente por el autor un amor profundo y apasionado que no es correspondido en su totalidad, dada la homosexualidad del artista.

Tiempo presente.  Paris, Londres, Florencia, Madrid.

Bernard, periodista de investigación, es el encargado de resolver el enigma de un boceto dividido en cuatro partes que reciben otros tantos museos y galerías de renombre internacional, al tiempo que descubre que La Gioconda que se muestra en el Louvre parece que no se corresponde al cuadro original.
Maurice, propietario de algunas obras expuestas y amigo de Bernard, coincide con una extraña mujer en una  conocida galería, y ya no podrá quitarse la imagen de su rostro de su cabeza.
Un informático millonario y caprichoso receloso de su pasado.
Un libro manuscrito, cuya autoría parece provenir de la misma Leda.
Arte, amor y una dosis de suspense para esta obra de la misma autora de “La mujer de las nueve lunas”.

OPINIÓN 

Ambientada en varios tiempos y lugares, y definida por capítulos que toman el título de los colores que conforman el arco iris, la novela nos recuerda que entre otras cosas, sobre todo hablamos de arte, y su  historia contiene varios elementos que conjugados entre sí conforman este curioso lienzo: la fantasía sobre el manejo del tiempo y la inmortalidad, el amor con mayúsculas, el amor transgresor, la dicotomía entre lo falso y lo verdadero.

Se trata de una obra que refleja fielmente la sutilidad, el encanto y la delicadeza de su autora, sin olvidarnos de la curiosa vuelta de tuerca en la que nos va enredando, que deja al lector boquiabierto en los capítulos finales, pues lo que comienza como una obra en la que el tema principal que parece estar descrito a través del arte y el amor pronto se transforma en una historia de suspense y finalmente se torna fantástica.

Si ya me dejé sorprender por esta autora con su anterior obra,  la reciente no me ha dejado indiferente.  La lectura no es rápida en algunos párrafos, aunque intermitentemente se vuelve ágil en otros, pues hay que contextualizar lo leido y en ocasiones no se deben tomar algunos detalles a la ligera si se quiere seguir el hilo de la trama al completo.  He de decir que esto no le quita ni un ápice de interés, es un modo de meternos en el tiempo con el que juega en ese momento.
Así, utiliza descripciones y lirismo en párrafos que se corresponden con la autobiografía de Leda, y se vuelve más dinámica en las escenas que se corresponden con el tiempo presente, con más diálogos y un lenguaje menos pomposo, como corresponde a la época.
Lo que más me ha gustado ha sido reencontrarme con el personaje de da Vinci  y descubrir su lado más humano.
Muy recomendable.

Por Saray Schaetzler, para Anika entre libros









1 de diciembre de 2014

RESEÑA - Sobre la firmeza del sabio. Sobre el ocio. Sobre la tranquilidad del alma. Sobre la brevedad de la vida. Séneca

Sobre la firmeza del sabio.  Sobre el ocio.  Sobre la tranquilidad del alma.  Sobre la brevedad
de la vida.
Alianza Editorial

Colección: El libro de bolsillo (Clásicos de Grecia y Roma)
© Introducción, traducción, y notas, Fernando Navarro Antolín, 2010
© Alianza Editorial, S.A., 2010, 2014
1ª Edición: 2010
2ª Edición: 2014
ISBN: 9788420688473
Tapa blanda bolsillo
GÉNERO principal: Filosofía
Etiquetas- tags: Filosofía clásica, Tratados sobre ética, filósofos clásicos, pensamiento estoico, Séneca, política y filosofía clásicos, el ocio y la vida contemplativa, la tranquilidad del alma, la firmeza del sabio, psicología clásica, literatura clásica, literatura española.
Páginas: 342

Argumento:

En este volumen se recoge una muestra del pensamiento estoico a través de las palabras del filósofo Séneca. Dividido en cuatro apartados: Sobre la firmeza del sabio.  Sobre elogio. Sobre la tranquilidad del alma. Sobre la brevedad de la vida, pertenecientes al legado de los diez Tratados de ética que se le conocen.

De la mano de uno de los cordobeses más conocidos, el filósofo Séneca, recorremos el pensamiento estoico adentrándonos en sus ideas y diálogos, teniendo en cuenta que fue este mismo autor responsable de que hubiera un antes y un después en lo que respecta al significado el estoicismo, llegando a matizar algunos de sus dogmas, insalvables hasta ese momento.

Un legado que supera en sabiduría a cualquier manual psicológico actual.

Opinión:

El autor, como tantos de los clásicos, tiene en su haber una historia personal que ya por sí misma conformaría una novela en la que no falta el misterio, las traiciones, y su propio suicidio, inducido por terceros. Para no desmerecer su notoriedad, anoten el nombre de algunos personajes con los que se cruzó en su vida: Claudio, Nerón o Calígula, entre otros, lo que en la actualidad sería como tratar con las altas esferas del poder.

No callarse a tiempo y hacer acopio de valor para decir lo que se piensa –y que no coincida con lo que quiere escuchar la mayoría, sea o no cierto- no es actualmente motivo de exilio, sino que acaso hoy se ataca y traduce en relegar al individuo al ostracismo, en sus diferentes versiones –virtual, social, mediático o académico-.  En tiempos de Séneca el exilio forzado era lo más habitual que se sacaban de debajo de la manga para deshacerse de los que cuestionaban o criticaban abiertamente al poder, y así, como tantos otros filósofos, lo sufrió durante un tiempo.

“Sobre la firmeza del sabio” enumera en cierto momento cómo debe de ser la casa del sabio, según su punto de vista –pequeña, sin lujo, sin etiqueta, sin porteros sobornables que vigilen con desgana-, debido a que en ella no tiene cabida la fortuna, así cómo debe comportarse respecto a su linaje –soportando las afrentas, los insultos y ultrajes- defendiéndolo sin derrumbarse, siendo un hombre con mayúsculas, ya que él ya tiene el éxito de algún modo, al no verse influido por esa Fortuna.

En “Sobre el ocio” trata sobre la vida contemplativa, que está bien vista por los estoicos, argumentando que es útil para la humanidad, ya que no obvia en su práctica que se dejen de lado las virtudes, pues cuidándose a uno mismo –continúa- puede redundar en un futuro en el bien del prójimo.  Así comprobamos que no es nueva la idea de que si uno no se cuida primero a sí mismo no es posible ser útil al otro, y de ahí, a la sociedad.
Argumenta que destrozamos la vida cuando nos sumergimos en una variedad de proyectos que no nos llevan más que a los vicios comunes, ya que nuestro criterio es más bien ligero, y salta así de un vicio a otro, simultaneando deseo y arrepentimiento.  Por separado, argumenta, seremos mejores. Y después pasemos a la acción.

“Sobre la tranquilidad del alma” trata del consejo que le da a Sereno, sobre cómo tratar la enfermedad del desasosiego. En realidad, el autor se desdobla en ambos personajes para dar a entender el porqué de las fluctuaciones del alma, enseñando en resumen a relativizar y aconsejando la interiorización, pues ¿a quién no le ha sucedido algo parecido en un momento de su vida?  Sugiere tanto cultivarse a uno mismo, como no tener en cuenta lo ajeno, ni sus opiniones;  serenidad, ante lo bueno y lo malo;  compromiso con lo colectivo y aceptar la adversidad.
Ni el mejor psicólogo actual.

Y llegamos a “Sobre la brevedad de la vida”, en donde nos rompe una vez más los esquemas, opinando que no es la vida quien es breve, sino que son demasiadas las cosas que tenemos que aprender durante la misma y que nos exigen todo el empeño posible, y simultáneamente insiste en que perdemos mucho de ese tiempo, ya sea discutiendo o fijándonos en otros, en vez de a nosotros mismos.

Este señor parece que nos esté mirando por un agujerito.

Una obra amena para una lectura calmada y que sin duda enriquece el espíritu, y que además nos contesta a la pregunta de por qué leer a los clásicos, pues pocas ideas originales encontraremos en los manuales modernos que no hayamos leído antes en páginas como las que hoy tratamos.


Por Saray Schaetzler para Anika entre libros