12 de septiembre de 2016

CON LA VENIA, NAVEGANTES


A lo largo del mismo día son muchas las ocasiones en las que nos enfrentamos a cuestiones triviales que nos piden e incluso exigen respuestas rápidas, o ingeniosas, o que parezca que lo son, o que no nos importa lo más mínimo lo que se dice en beneficio de la simple comunicación o confraternización entre colegas o conocidos, o reducido a la mínima expresión, léase conversación de ascensor.

Cuando uno cumple los años suficientes y deja de prestar atención a lo más absurdo -que casualmente ha ocupado gran parte de su vida-, se hace imposible para algunos seguir fingiendo, y lo anodino pasa a resultar molesto, y estas conversaciones que apuntan con el arma de la puesta a prueba del contrario dejan de amedrentar para encararlas con valentía, negando a ser banal como quien pretende que todas las cuestiones diarias, incluso las más banales, se resuelvan con un monosílabo o una visión partidista.

Crecemos y renace en nosotros el viejo que cuestiona la cotidianeidad, los transeúntes, el lugar que ocupa un paso de cebra o por qué he de contestar a las impertinencias de quien no conozco filiación ni edad.

La edad resuelve estos temores aunque nos dote de más sensibilidad y a pesar de ese mínimo umbral de resistencia al dolor emocional, a la fragilidad recién conquistada (qué son los años, y cumplirlos, sino una conquista), y afila la lengua y el radar que capta ignorancia, mala fe, impostura, reservando el derecho de contestar sin buscar el ingenio que nunca se tuvo, aunque se pretendiera gracias a copiar y a la repetición constante en el momento adecuado de frases y giros que otros acuñaban. 

Nos damos cuenta tarde, y no siempre, y no todos, así que por el tiempo que me quede ruego dejen sus impertinencias a recaudo, porque el que suscribe no se lamentará ni de los daños colaterales ni de las ofensas que puedan causar sus pensamientos filosóficos, su desliz lento y cadencia flemática o su evidente falta de ingenio y respuesta rápida.

 
Desde mi ventana © 2016, M.A.G.

8 de septiembre de 2016

RESEÑA - DONDE LOS ESCORPIONES, de Lorenzo Silva (2016)

Donde los escorpiones
(Donde los escorpiones, 2016)
Lorenzo Silva
 
Ediciones Destino
Colección Áncora y Delfín
© Lorenzo Silva, 2016
© Editorial Planeta, S.A., 2016
1ª Edición: Junio 2016
ISBN: 9788423351039
Novela ficción, novela negra, ejércitos, militares españoles, conflictos bélicos, bases militares,  belicismo, guerras, inteligencia militar, jerarquías militares, galones, yihadismo, OTAN, asesinatos, estrés postraumático, amistad, armamentos, campos militares, centinelas, blindados, ametralladoras, mercenarios, CNI, 11-M, Afganistán, Irak, emboscadas, pobreza, literatura española
Páginas: 352

Un nuevo caso del subteniente de la Guardia Civil Bevilaqua y la sargento primero Chamorro que transcurre en el árido paisaje de Afganistán.
La investigación de una muerte en un campamento militar a miles de kilómetros de distancia pone a nuestros protagonistas en tierras afganas y les somete a unos protocolos y actuaciones desconocidos para ellos.  La muerte no parece tan lejana ni la miseria llega  a ser tan grotesca como lo es desde esa ventana en la que ahora se asoman.

Si bien no estamos acostumbrados de ver a nuestra pareja de guardias civiles más que en territorio español, confío en que no se acostumbre a sacar a estos personajes más allá de nuestras fronteras, o que lo haga como mucho tras los límites precisos.  En esta ocasión le excusamos por la reflexión que nos trae, que se enfoca en los destacamentos que España tiene en paises en guerra, y que si bien a nivel mediático se nos ha vendido la escasez de peligro o la conveniencia de estar allí a favor de maquillados intereses humanitarios, en su cotidianeidad sacan a la luz la miseria humana, y la complicidad con los trastornos que a nadie sorprenderá se adquieren encerrados en lugares inhóspitos, lejanos e inhumanos, tratando de no evidenciar lo que resalta por sí solo: una guerra da para muchos juegos de mesa, pero en primera fila el protagonismo puede resultar peligroso.
Para los que no estamos duchos en la materia de jerarquías militares algunos tenemos la oportunidad de aprender y otros podrán saciar su curiosidad en la red descubriendo las correspondencias existentes entre los galones o distintivos dentro de la jerarquía institucional. Confieso que  este aspecto a mi me cansa particularmente, que no distingo ni me preocupo más allá del binomio jefe-empleado, por decir algo, y por eso creo que el trabajo del autor al tener que descifrar estas composturas de la sociedad militar tiene su mérito.
Como el autor nos tiene acostumbrados, la trama inteligente e impredecible, la lectura ágil y el tono sarcástico y pesimista del subteniente, que a medida que entra en años nos gustan  más sus introspecciones acerca de la vida y de lo oculto del ser humano.

M.A.G. 2016

7 de septiembre de 2016

RESEÑA - SOLO PIDO UN POCO DE BELLEZA, de Bru Rovira

http://www.anikaentrelibros.com/solo-pido-un-poco-de-bellezaSolo pido un poco de belleza
(Solo pido un poco de belleza, 2016)
Bru Rovira

Ediciones B
Colección Papel. El periodismo es literatura
© Bru Rovira, 2016
© Ediciones B, S.A., 2016
1ª Edición: Abril 2016
ISBN: 9788466658584
Novela no ficción, relato, periodismo, biografías anónimas, amistad, mercenarios, escritores, marginación, emigración, pobreza, enfermedad mental, suburbios, vidas truncadas, artistas, indefensión, suerte y destino, poetas urbanos, librepensadores, soñadores, enfermedades, alcoholismo, drogas, adicciones, amor, literatura española
Páginas: 256

El periodista Bru Rovira recorre las calles del Raval y alrededores del barrio Gótico de Barcelona y estrecha lazos con sus variopintos personajes, en un intercambio de anécdotas, sueños, recuerdos, miradas que ya no van a ninguna parte, si no es de vuelta al principio de todo.  Al recibir el beneplácito que aquellos le otorgan para conocer sus vidas ya no hay marcha atrás, y el periodista es consciente de quedar irremisiblemente atado a ellas, entrando a formar parte de todas esas historias que solo suelen conocerse a través de las novelas.

Un testimonio estremecedor en forma de relatos, diálogos que nos remite a reflexionar sobre el sentido de la vida, lo perecedero de la riqueza o cómo las circunstancias llegan a alterar un futuro que parecía inamovible.
La lectura es ágil y nos acerca al misterio de la diferencia de clases, de la mala o buena fortuna, de los mundos que sin irnos a lo estrambótico ni lo irreal se nos revelan en nuestras mismas ciudades.  Lo humanitario y sencillo. Supervivientes de la mala gestión de las instituciones, damnificados de la humanidad inexistente y víctimas de la regresión al momento anterior en el que los valores de los individuos no se pisoteaban por simple cuestión de honor.
El libro incluye un libreto de fotos en blanco y negro con los que podemos poner rostro a los personajes.
Al intentar reflejar en una palabra tanto dolor implicado de forma directa o insinuada, acude a mi mente una sola palabra: belleza, y sin acordarme de cuál era el título de la obra, me emociona comprobar que “Solo pido un poco de belleza” refleja con seguridad el alma de estos relatos, lo que suscita cierta ternura.
Lo anecdótico es que tras su lectura nadie volverá a mirar del mismo modo a esos desconocidos con los que se cruza en las calles más recónditas de nuestros barrios, sin lucubrar sobre la historia real que se esconde tras su –quizá- esperpéntica imagen.  Historias y vidas por lo general mucho más enriquecedoras o interesantes en ocasiones que las de la mayoría de esperpentos emocionales que se esconden tras la prisa y el absurdo de lo políticamente correcto.
Hay que leerlo sin perderse en las lamentaciones ni compasiones teatrales. Son muy pocos quienes tienen el atrevimiento de mantenerse fieles a sus valores e ideales hasta el final, y estos personajes son precisamente el espejo de nuestra propia debilidad.
La voz de un periodista que nos descubre el perfil y el alma de varios personajes singulares que han ido a converger en la Barcelona de los suburbios, la pobreza, la indefensión.  Personajes fuertes que mantienen sus principios y valores hasta el final de sus días.
 
M.A.G 2016

5 de septiembre de 2016

RESEÑA - LA CORONA MALDITA, de Mari Pau Dominguez (


La corona maldita
(La corona maldita, 2016)
Mari Pau Dominguez

 Editorial Grijalbo
© 2016, Mari Pau Dominguez Cutillas
© 2016, Random House Grupo Editorial, S.A.U.
© Raúl Lázaro, Ilustraciones Cubierta
© Gloria Rodriguez, Foto autora
2ª Edición: Mayo 2016
ISBN: 9788425353246
Novela histórica, alianzas reales, bodas reales, Borbones, Austrias, Felipe V, Isabel de Farnesio, la Princesa de los Ursinos, Historia de España, reinados de España, dominios españoles, Tratado de Utrecht, territorios, conquistas, sucesiones, descendencia real, corte española s.XVIII, palacios reales, palacio de La Granja, enfermedad, melancolía, depresión,  literatura española
Páginas: 352

 ARGUMENTO 
Hubo un rey que nunca quiso reinar. Ocurrió en España, en el siglo XVIII, y era aquel además el Primer Borbón de la saga que imperaba en este pais. Tuvieron que pasar muchos años para entender el auténtico motivo de su comportamiento calificado como estrafalario, quizá envuelto en cierta locura a la que dieron por llamar melancolía se conocería más tarde como una de las pandemias de los tiempos actuales: la depresión.

 Aunque suene paradójico, los que han vivido una enfermedad como la depresión en los tiempos actuales están de suerte, ya que cuentan con remedios tanto farmacológicos como psicológicos a su mano para paliar los estragos y el lastre que este trastorno -del que aún se reniega en público- deja a su paso.

Felipe V no lo tuvo fácil, y aunque no fue el único en padecerla, es una suerte que haya quedado testimonio de ello en el libro de la historia de España, como constancia de su existencia, que explore a partir de ahí en más estudios de los iniciados por investigadores de esta rama de la medicina.

Al mismo tiempo, era conocido este soberano por su necesidad imperiosa de sexo a todas horas, y tras la muerte de su primera esposa encontró por suerte en la siguiente, Isabel de Farnesio, una reina con un perfil que daría para otra novela y la horma de su zapato en aquel sentido. Sexo y depresión de la mano.

Como antecedente tenemos contextualizada la trama de esta novela de lectura ágil, amena, interesante, que en definitiva me ha atrapado desde el comienzo hasta el fín.

No dejan de sorprender las actitudes de la realeza y de la Corte que rodea al mandatario, ajenas estas a la enfermedad real de su monarca, dándole por trastornado, por loco, silenciando a su alrededor un secreto a voces sobre su comportamiento nada habitual en lo que se conocía hasta entonces como melancolía. Recibir en paños menores a los enviados de los gobiernos de otros paises, o abandonar la higiene personal de un modo evidente no era algo insólito en la corte de Felipe V.  En fin, que nadie daba explicación a ese trastorno, ni médicos ni estudiosos, como no lo hacemos nosotros actualmente cuando alguien que teniéndolo todo -desde un punto de vista de no enfermos- es tocado por la varita del desaliento y la tristeza profunda.

Pues nada, que hasta un rey puede estar deprimido, que tomen nota los interesados.

M.A.G. 2016


 

 

4 de septiembre de 2016

REDENCIÓN (LOS CASOS DEL DEPARTAMENTO Q) (Dinamarca, 2016)

Flaskepost fra P (A Conspiracy of Faith) 2016
Director:     
Guión: Nikolaj Arcel (Novela: Jussi Adler-Olsen)
          Música  Nicklas Schmidt
          Fotografía  John Andreas Andersen            


Al fin, la estábamos esperando.  Los seguidores del autor Jussi Adler-Olsen esperábamos impacientes la secuela de Profanación (2014), y no nos ha defraudado, sino todo lo contrario. De nuevo encontramos a este peculiar grupo de investigadores policías, con sus manías, sus neurosis, sus métodos poco ortodoxos. 
Es de esas películas que se hacen cortas y mantienen al espectador atento hasta el final (lo mismo que el libro que lo sustenta).
No queda más que decir. Larga vida a la serie del Departamento Q, y que los dioses tengan en mente su proyección futura con  tanta mano como lo han tenido con estas dos.
 
M.A.G.