3 de octubre de 2010

SOLO UNA PERSONA. De lo divino y lo humano, o saber cómo no utilizar el nombre de los hijos en vano.

La que teclea en modo vehemente a este lado de la pantalla se cuestiona si participará en más conversaciones que pongan en tela de juicio a las personas que no tienen hijos, pues cree que ya está bien de atropellar a los "sin hijos" discutiendo sobre su moralidad y ética, o su falta de conocimiento sobre el alma humana.


¿Es más madre la mujer, por llevar a su hijo en el vientre, y el padre, menos hombre? ¿Es peor la mujer o el hombre que asesinan a un hijo?

¿Es menos malo el padre ausente?

¿Los padres forzosos o adoptivos se consideran eximentes?¿Un goya a los papás y mamás necesitados de reconocimiento?
¿Pacto de silencio de los padres-madres en funciones, a fin de no recibir enjuiciamiento criminal por la falta de autenticidad, o denominación de origen?
¿Es más padre o madre quien pare y pone la semilla -otro tópico- ,o quien posteriormente educa y da cariño y afecto?


Hay quien mataría por sus hijos, otros lo hacen por un pedazo de pan, una tierra o por llegar antes al trabajo.

¿Quién se atreve a dar la cara sin el lazo de la sangre, el árbol genealógico, las posesivas escrituras de haciendas, los títulos de todo lo que aprendí que ya ni la mitad recuerdo? En fín, dar la cara en modo persona, sin guarnición ni etiqueta, reconocibles por sus talentos personales, tanto como por sus faltas?


¿Se puede parir una idea, un libro, un edificio, sin miedo a no tener aún registro en el libro de familia?


No seamos banales.

Simplemente, es cuestión de respeto





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