28 de abril de 2012

MESA REDONDA LIJ -IEMECÉ


Una excellence idea:  La Agencia literaria IMC ofrece una mesa redonda en la librería Excellence de Barcelona para abordar la panorámica actual de la LIJ.

Por Saray Schaetzler para Anika entre libros





Hoy ha sido la literatura juvenil e infantil el leit motiv bajo el cual la agencia literaria IMC nos ha querido reunir en el salón de actos de la librería Excellence, una mesa redonda abierta al público con la finalidad de poner encima de la mesa las inquietudes, el panorama actual, y las dudas existenciales, entre otros, que el mundo de la Literatura Juvenil e Infantil (LIJ) está experimentando, un movimiento que crece de modo exponencial en los últimos años.



En la mesa pudimos contar con siete ponentes que cubrían varios ámbitos del proceso literario por excelencia, y como si de los siete enanitos se tratara, les he catalogado según el que resalta más su quehacer diario.  Así, contamos con la presencia del ponente-escritor, en la figura de Jordi Sierra i Fabra, autor; o la ponente-agente literaria, que en este caso fue Isabel Martí, fundadora de IMC;  la ponente-editora, papel que representaba Reina Duarte (Directora de Publicaciones de Edebe); Joan Vives, otro ponente-editor (Director Editorial Ànima de Llibres); Celia Fernández (distribuidora, Enlaces editoriales) en la tarea de ponente-distribuidora;  a Oblit Baseiria (librería Casa Anita, especializados en LIJ), ocupa el último lugar de la cadena: la ponente-librera.  Anna Gasol (autora) actuó en esta ocasión como ponente-moderadora, micrófono en mano.

El resultado nos ofrece una fabulosa mezcla a la par entre brainstorming y conversación distendida en la que no han faltado el buen humor y como no, algunas cifras que dan que pensar.  La LIJ se salva con honores en cuestiones de mercado, en medio de esta crisis que ya hace tiempo dejó de ser un secreto a voces.  Pues ahora resulta que los temas de moda venden, y su merchandising salva de la cuerda floja a algunas editoriales, asegurando su permanencia.  Quién lo iba a decir hace algunos años, ahora que las exportaciones nos salvan al cierre contable.  Arrieritos somos.

En referencia a materia humorística, el ingenio y la verborrea ágil que maneja Jordi Sierra i Fabra nos ha hecho pasar buenos momentos, en los que quedó demostrado que el ponente-autor no solo utiliza su creatividad en el ámbito estricto de la obra escrita. 

Se ha hablado sobre fenómenos Best Seller LIJ, remarcando las nuevas modas establecidas –léase Harry Potter- y tendencias que no se encasillan en la LIJ, como es el boom del libro o álbum ilustrado.  Dentro de este discurso, Joan Vives, de la editorial Ànima de Llibres, remarca el papel preponderante que la LIJ ha pasado a ocupar dentro del ámbito bibliotecario, que a su vez -cada vez más- estrecha relaciones con las escuelas, en su propósito de promulgar este tipo de lectura. Los jóvenes leen, es el mensaje que nos llega. Y si para ello nos hemos de ceñir a las modas de vampiros y zombies que inundan cualquier estantería que se precie de estar al día, pues nos ceñimos, que si se maneja una calidad literaria aceptable, la idea es que no se es más culto o mejor lector por embucharse el periódico local, una obra clásica o Los amores de Brian, el vampiro que comía almendras sin pelar, digo yo.  Las tendencias, las modas, nos las marcan desde paises extranjeros, como comenta Isabel Martí, fundadora y Agente Literaria de IMC.

¿Los jóvenes tienen criterio propio? Sobre este asunto hay cierta discrepancia entre Celia Fernández y Reina Duarte, siendo la segunda acérrima defensora de la franqueza de este público de LIJ, niños y jóvenes con un criterio independiente, y que según Celia Fernández siguen más los dictados que sus padres les indican previamente.  Vamos, que según ella cree no les manipulan ni a través de merchandising de este mercado global de dientes afilados.  Se opone también Oblit Baseiria a la idea del niño/joven ajeno al merchandising del libro juvenil: una buena campaña por parte de la editorial es golosa para los peques, y caen, como lo han hecho sus padres dentro del mundo literario adulto ante la oferta inducida de títulos de dudosa calidad.

Aprovecho para destacar aquí la alusión hecha a la web Que llegeixes, una página que pone en contacto a los usuarios de las diferentes bibliotecas.  Novedoso y necesario.

Joan Vives -el ponente-editor- apunta la necesidad que tenemos en este pais de crear proyectos literarios exportables;  aprovechar los recursos propios para editar aquellas ideas que no tienen mucho mercado. También señala con el dedo y acusa a la prensa en general, por su caso omiso y dejadez a la hora de difundir la LIJ.  Ni listas de los más vendidos, ni los medios de comunicación en general toman partido por este valor en alza.

Salió a escena el manido asunto de las nuevas tecnologías, al que debemos aceptar como animal de compañía, pero también nos avisa Reina Duarte sobre el peligro que corre la LIJ al verse inmiscuida en un submundo de difusión literaria que quizá no trate con tanto mimo y cariño la base, esto es, el producto se vuelve un elemento de compra-venta puro y duro, al margen de la ética y el amor por el trabajo que debiera ser intrínseco en lo tocante al mundo literario, ya se llame Google, Amazon ya se presente con nombre propio o en forma de sello editorial.
Un cierre de sesión con una pregunta que deja poco lugar para discrepancias: ¿qué consejos le daríais a quien desee dedicarse a la LIJ?
El ideal para Isabel Martí es que todo aquel que pretenda vivir dentro de este mundo de la LIJ, sea cual fuere su quehacer, debería por encima de todo, y aparte de poseer una obvia competencia y manejarse dentro del mundo literario infantil, entender y amar a los niños.  No todo sirve. Un mismo cuento de cinco palabras puede ser rico o no; no todo sirve, constata la agente literaria.
Trabajo y amor por este oficio, expresa Reina Duarte.  Y que hagan construcciones con libros, como hacía Joan Vives de pequeño, remarcando así la figura del libro como objeto que oler, tocar y descubrir con los sentidos.  Celia Fernández, la parte práctica, como ella misma dice,  recalca de nuevo el apasionamiento y la formación, y atreverse en este tiempo de crisis.
Y para no cerrar esta crónica con la palabra tabú por excelencia me quedo con el toque chisposo de Jordi Sierra i Fabra, que se niega a dar consejos, que presume de ser un burro integral, pero un burro que ha leido.  

Señores, seamos lo que queramos ser, pero leamos y trabajemos duro para seguir difundiendo esta pasión por la literatura. 

¿Mi consejo o sugerencia?: literatura, a secas.  Dejad (y promoved) que los niños se acerquen a ella. 

Buenas tardes.




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