reseña publicada en Anika entre libros
(Donde se alzan los tronos, 2012)
Editorial Planeta
Colección:
Autores Españoles e Iberoamericanos
© Ediciones Planeta, S.A., 2012
1ª Edición, septiembre 2012
Género y
tags: Novela histórica, Borbones y Austrias, Historia de España, Reinados y nobleza
europea XVII y XVIII, Marie-Anne de La
Trémoille, la princesa de los Ursinos, sátira, Literatura española
ISBN: 9788408009504
283 Páginas
Argumento
Felipe
V, nieto
del rey Sol, es nombrado rey de España tras el fallecimiento del enfermizo y no
demasiado inteligente Carlos II.
El rey Sol, Luis XIV, nombra como Camarera mayor
personal de la esposa de su nieto a una viuda aristócrata, Marie-Anne de La
Trémoille, princesa de los Ursinos.
Conspiraciones, intrigas palaciegas, y codicia por
parte de nobleza y clero, por un lado, mientras que por otro el pueblo empobrece y
fallece en las batallas.
Opiniones
de lectores
No
recuerdo otra ocasión en la que me haya reido tanto con una novela de este
tipo, y es que en esta ocasión la autora, aparte de moverse con soltura dentro
del género histórico, demuestra un manejo de la sátira que te atrapa desde el
primer capítulo.
Los
personajes de esta obra viven por y para la intriga palaciega, y en ciertos
momentos ha llegado a transmitirme un estado de asfixia emocional al tiempo que
la leía, al percibir la naturalidad con la que se desenvolvían sus
protagonistas (pertenecientes al clero, la nobleza, los altos estamentos, en su
mayoría) en medio de ese ambiente en donde nadie se fiaba de nadie y el
objetivo común que consistía en conseguir poder, que no riquezas, a costa de
manipular, mentir e intrigar.
La escritora se centra en el personaje de Marie-Anne
de La Trémoille, princesa de los Ursinos (Paris, 1641 – Roma, 1722), que tras su nombramiento como Camarera Mayor
en la corte de Felipe V llegó
a manejar asuntos de Estado gracias a la
combinación de inteligencia y su trama de maquinaciones e intrigas dentro de la
corte europea.
Ángeles Caso da una vuelta de tuerca con ese cariz irónico que
comenté al principio. La lectura
engancha, aunque en su proceso os puede frustrar –como confieso me ocurrió- no seguir los números de filiación de los
reyes o sus títulos nobiliarios, problema que en nada tiene que ver con la obra
sino que es consecuencia de no dominar completamente la materia. Un consejo muy sencillo para estos lectores:
olvidaros de los títulos y proseguid, pues el tema central llega a calar
independientemente del grado de conocimiento histórico, y asimismo la disfrutaréis.
Los
melómanos pueden acompañar la lectura con obras de Friedrich Händel, Bach,
Rameau, etc., y dejarse llevar.
La
recomiendo con mucho placer, independientemente de vuestros gustos musicales,
porque en esta obra se conjugan calidad literaria y entretenimiento.
Saray Schaetzler
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