Si la montaña no viene a Mahoma… (Entrevista al autor de novela negra John Verdon)
No es improbable que la aparición de un nuevo autor en el campo de la novela negra traiga consigo expectación, y cómo no, ciertas dudas: ¿me enganchará? ¿los personajes son creíbles? ¿tendrá cierta continuidad?.
(c) Editorial Roca |
El escritor-publicista-artista sabe mantener el tipo durante el tiempo que dura la entrevista y escruta con una mirada que no deja de recordarme las décadas que ha pasado inmerso en la vorágine de una ciudad como Nueva York y en los tejemanejes del mundo de la publicidad.
El sentido del título con el que abro este artículo lo encontramos cuando somos partícipes del cambio geográfico que experimentó el autor tras su decisión de asentarse en Catskill, una zona rural situada a menos de 200km de Manhattan, en la que hace ya algunos años que permanece escribiendo y cómo no, disfrutando de sus bucólicos paisajes. Es curioso cómo simultáneamente asistimos al traslado de John Verdon (JV) por un lado, y por otro a la mudanza literaria del detective David Gurney (DG), junto a su esposa Madeleine, a la misma zona (¿sincronía literaria?).
Será por eso que la expectación por esta novela no detiene mi interés por el lado menos romántico de aquel paisaje ni por el autor que coexiste con el propio relato criminal, bajo esa mirada profunda de ojos azul cielo, cuya dureza, sintomática de los que han vivido en la jungla, no pasa desapercibida.
Conocí a John Verdon a raiz de “Sé lo que estás pensando”, y tuve mis dudas, oh, bien, otro escritor de novela negra. Cuando un título crece y se hace muy popular de la noche a la mañana yo dudo, por norma. Me pasa lo mismo con el cine. Nos ocurre a los puristas del género, que no dejamos pasar un fallo ni en la técnica literaria, ni en este caso, la científica o criminal, en torno al delito.
Así y todo continué con “No abras los ojos”, y cuando llegué a “Deja en paz al diablo” concluí que no era otro autor más.
Así y todo continué con “No abras los ojos”, y cuando llegué a “Deja en paz al diablo” concluí que no era otro autor más.
Noto cierta continuidad en sus novelas, y me queda una duda: en qué se basa JV definitivamente, a la hora de comenzar una novela: ¿la trama, el personaje, el escenario, la investigación en sí misma?
Normalmente, el elemento sobre el que empiezo a construir la novela es el argumento, la trama de la novela. La idea. Haciendo referencia a mi primer libro, es una persona que le va bien, que se encuentra en un buen momento, y de repente un elemento del pasado irrumpe en el presente y de ahí que desestabilice toda la escena, o alguien del pasado enviando estas cartas misteriosas, o el hecho de pensar en un número; todas estas cosas que son un poco oscuras, o poco claras, o ensombrecen un poco toda la trama son los elementos que me planteo a la hora de construir todo el argumento.
Al hilo del personaje principal, un detective debe de cumplir con unas dotes de observación muy definidas, así que asumo que Guyner practica el voyeurismo con mucha eficacia...
Sobre todo el tema de la amenaza o el qué puede pasar a la hora de pedir ayuda. Esto ayuda a la construcción del personaje de DG, que será el encargado de resolver todos esos problemas.
¿Qué significa el mundo del crimen para una persona que se ha trasladado a vivir a una zona bucólica, en medio de la montaña? ¿Cómo casa vivir en un sitio así, con el crimen?
De varias maneras. La idea es que el hecho de que David se mude a un paisaje tan aislado y de unas características tan conectadas con la naturaleza se debe principalmente a que su mujer le pide irse, y aprovecha la coyuntura de su retirada (del servicio) para hacerlo. El hecho de mudarse allí le provoca un encuentro consigo mismo en el cual se da cuenta de que si no es detective no es nadie, no tiene un sentido; de ahí que aparezcan los casos y tenga la posibilidad de seguir investigando, porque sin los casos no es nadie.
¿Ha ido pareja la mudanza de John Verdon y la de David Gurney?
Sí, mucho. Yo también me di cuenta cuando lo estaba haciendo, de que está aún más cerca el paralelismo, porque ¡me di cuenta de repente que estaba haciendo lo mismo que estaba describiendo en la novela!
¿Quién se mudo antes?
¡Yo, claro está! Siempre tengo que ir un poco por delante de DG.
¿Qué tiene esta novela que se diferencie de las anteriores?
He de decir que esta tiene mucho en común con la primera, lo cual quiere decir que hay alguien que se mete en tu cabeza. Tiene en común con la primera la existencia de una amenaza espeluznante, que va a intentar resolver de una manera lógica, y que al final llegamos a ese planteamiento lógico, a pesar de que roza lo mágico.
Creo que la gran diferencia con los libros anteriores es el rol de Madeleine, que en las novelas anteriores es una mujer fuerte que aporta cierta seguridad al personaje de David, pero en esta ocasión sufre un shock, lo que en inglés se llama “tener un esqueleto en el armario”, un secreto del pasado, lo cual le produce cierta inseguridad a David, que no está acostumbrado a ver la vulnerabilidad en Madeleine.
Compruebo que en la actualidad muchos escritores aprovechan sus obras para hacer crítica social o plasmar una parte de sus opiniones personales. ¿Utiliza usted este recurso en esta novela o lo ha intentado hacer antes?
No es mi interés principal, no soy un ensayista político, pero sí que es verdad que el tema de la sociedad da para mucho. No es la manera que yo tengo de entender un contexto social; de hecho, no culpo tanto a los gobiernos y a las instituciones como a la gente que vota, apoya o cree en esas instituciones.
Creo que hay muchos escritores que son partidistas, política o socialmente, aunque no sea muy evidente, pues todos sin excepción tenemos nuestras propias ideas o principios. ¿Se puede escribir y al mismo tiempo no ser partidista? ¿Se debe?
Creo que muchos otros lo hacen, pero creo que no es exactamente lo que yo estoy haciendo. Estoy mostrando cierto comportamiento de la gente, cómo se mienten unos a otros, gente que está dispuesta a creerse o engañarse a ellos mismos. Estoy describiendo a gente que se comporta de una manera ¡tan egoista! que no les importa en absoluto las consecuencias de su comportamiento, de cómo pueda repercutir en otras personas.
También describo el valor de la búsqueda de la verdad y las consecuencias que tienen los personajes debido a su comportamiento.
Cuando uno termina el libro no hay un mensaje o conclusión; planteo una historia con unos personajes, que tiene una consecuencia. Cuando tú termines el libro, la conclusión que tú saques me parece perfecta, tan válida como la que pueda tener cualquier otro.
Algo le ocurre al autor de una obra cuando ésta finaliza. Si el lector es el personaje pasivo, y los personajes sufren las consecuencias de sus actos, ¿cómo afecta a su pensamiento la condición humana, todo sobre lo que escribe?
Si algo cambia es por otras razones y a lo mejor sí que se podrían ver reflejadas en el libro. Y por lo que se refiere a la fe en el género humano creo que es algo que se queda en una conclusión un poco mezclada: veo odio, deslealtad, falta de honestidad en el mundo y al mismo tiempo veo gente generosa, amable y feliz de estar viva.
He leido que ya tenía clara su intención de escribir, a pesar de estar en otros oficios. ¿Cuándo tuvo claro de que quería hacer novela negra?
Por lo que se refiere a la edad, un poco después de cumplir los 65 (risas).
Una edad perfecta…
Cuando tenía 63 me retiré de mi faceta publicitaria y pasé 12 años haciendo de carpintero, construyendo muebles. Después de leer muchas novelas, pasión que comparto con mi mujer, ella me animó a escribir una. Me llevó dos años escribir “Sé lo que estás pensando”, y por cierto, de ahí he pensado en lo que me has dicho al principio, porque yo también tengo reticencias en leer o consumir alguna película o algún libro que de repente tenga mucho éxito, comparto eso contigo, pero esta es una excepción (risas).
Está muy bien comenzar a cierta edad, porque uno ha aprendido lo suficiente y es más capaz de valorar el comportamiento humano, pero ¿tiene alguna novela que haya escrito con anterioridad, escondida por ahí?
(Risas) No tengo nada escondido en mi despacho, aparte de las que he escrito…
¿Es cierto? ¿ni siquiera algo de poesía, con la que muchos experimentan de jóvenes?...
No, es cierto, lo único que realmente he escrito aparte de la novela fue poesía, cuando era niño.
¿Lo ve? (risas)
Hubo veces cuando leía novela negra o criminal tenía siempre el pensamiento recurrente de querer hacerlo. Cuando al final escribí “Sé lo que estás pensando” yo mismo me sorprendí.
¿Incluso usted?
(Risas) ¡Sí, lo hice!
Una pregunta que le hacen a menudo es sobre la proyección de esta serie de novelas en el cine. Sé que ha habido conversaciones. ¿Las veremos finalmente en la gran pantalla?
Ha habido una propuesta: se ha reunido un productor, un guionista, y ha habido negociaciones. No solo como película, sino que se planteó un presupuesto para hacer una serie. Es una apuesta muy fuerte, porque los presupuestos en estos casos son muy altos. Hasta donde yo sé no han llegado a un acuerdo o no han concluido: no salen los números.
A mi me encantaría tenerlo en la gran pantalla…
Muchos escritores no son capaces de dejar a “su niño”, su creación, en manos ajenas…
No estaría dispuesto a dejar a la criatura si tuviera la sospecha de que no lo van a tratar bien o no van a hacer un buen uso de ella.
¿por ejemplo?
Oh, no, no lo diría nunca…No soy capaz de criticar a nadie, no puedo hacerlo.
¿Cómo se siente al dejar a David Gurney en mano de cineastas?
Quizá es una visión un poco inocente por mi parte, pero cuando lo vaya a ver en la pantalla va a ser el DG que yo me imaginaba, pero tampoco importa porque no han conseguido el acuerdo económico para hacer la producción.
Queda en el aire, pues…
Me encantaría que pasara, pero no creo que suceda.
¿Hacia dónde va el personaje?
Todo lo que te puedo contar es que habrá una sexta entrega, porque ya estoy trabajando en ello. Te puedo decir que será un crimen complicado y que DG lo va a solucionar. (Risas)
(Más risas) Qué manera de escaparse y no mencionar nada al respecto…
Todo lo que te puedo contar es que va a haber un elemento que es el del racismo, que ahora está tan de moda en los Estados Unidos. Un conflicto muy fuerte entre el departamento de policía y los defensores de minorías. Esta es la parte feliz, pero el crimen en sí es más duro que eso.
Ya ha sacado la parte social de la trama…
Pero el tema social es el escenario de la novela, del que yo me voy a servir para aclarar ese comportamiento tan feo de una persona humana.
A mi me queda claro que quiero seguir leyendo sus libros (me tiende la mano, agradeciéndomelo). Al personaje lo voy conociendo por sus novelas, y al autor me ha encantado conocerle hoy.
El placer ha sido mio, gracias. (Y vuelve a hacer ese gesto, es todo un caballero).
No soy consciente de hasta qué punto un publicista deja de actuar como tal en su vida privada, o si es posible inhibirse, de modo que debo creer a pies juntillas que quien hablado es el Verdon auténtico, lejos del reclamo propagandístico.
Buenas tardes, desde el célebre Alma de la Ciudad Condal.
Makechu A.G.
Para leer la reseña de Controlaré tus sueños, acceder mediante este enlace.
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