¿Conocen a algún
hombre que caminando sólo a las tres de la madrugada por cualquier calle tema
que una mujer le ataque? La respuesta es NO.
Sin embargo, como todos sabemos, el 100% de las mujeres sí
sufrimos ese temor a ser atacadas, si no violadas. Y si algunas se sienten seguras en ese
sentido, les digo yo que es más fachada que realidad, se vence con aquello de
dientes, dientes, o al menos si no queda más remedio que volver a casa por la
única calle, mal iluminada y solitaria, pues eso, nos los ponemos bien
colocados y adoptamos pose de duras, como que no va con nosotras aquello de
mirar de reojo y aguzar el oído.
Hemos tenido la suerte de que
alguien pensara en nosotras, y que además contagiara la decisión de extender
esta molestia a todos los festivales que sobre literatura de género negro se
lleven a cabo este año, que no son pocos.
Incluiría un listado, pero temo olvidarme de nombrar alguno, mi conocida
memoria de pez, y así de paso, les hago trabajar un poquito y se ponen a
investigarlo ustedes.
Me gustó el encuentro que tuve
con Juana Gallego, profesora de
periodismo y una de las ponentes que más llamó la atención en la mesa, que
además es la responsable directa de la frase con la que comienzo este
artículo. Porque se mostró contundente y
sabe de lo que habla, porque no endulzó ni dramatizó, porque no se pierde en la
táctica de querer agradar al bando de machos alfa que aún solicita seamos
nosotras quienes les organicemos batidas en duelo contra todo aquel que no ose
defender que un macho, una vez reciba clases de cómo no maltratar, nos dejará
de hacer la vida imposible. Si alguien
se asombra por estas reclamaciones mejor se lo toma con calma, porque en muchas
ocasiones estas peticiones de clases particulares en plan yo soy así porque no
se hacerlo de otro modo, pero si me enseñan y hago que soy buenecito, me quitan
parte de la condena o consigo engañar al personal a partir de ahora, y mis
bravuconadas pasarán más desapercibidas dentro de las mismas instituciones que
presumen de defender los derechos de las mujeres, de la boca de psicólog@s
(¿han notado qué memez esta de utilizar la arroba, cuando ustedes y yo
entendemos a la perfección el destino de mis palabras?) y graduados sociales de
sofá que nos han pasado de los veinticinco, que van de modernos y de vuelta de
todo, pero tienen menos experiencia en maltrato que mi Nancy cuando le cortaba
el pelo en la secundaria.
Contamos a estas alturas con la
amplia experiencia de años y se ha confirmado que estos cursitos no hacen bajar
las estadísticas, señores, y encima pretender exportarlo como están haciendo a
otros países, gastando lo que se necesita en otros bolsillos, como puede ser
ayudando a las verdaderas víctimas, digo yo.
Que no, señores, que ustedes tienen que venir
aprendidos de casa, y ni les vamos a quitar ni a añadir más trabajo, que
bastante tenemos con el nuestro, que es defender el tipo cada día. Vamos a
jornadas de 24 horas, y ya sea en el trabajo, en los espacios cotidianos, en el
café de la tarde con la colega y luego cuando llegamos al transporte público
para trasladarnos de un lado a otro. Que
no saben ustedes la energía que quita y cómo desgasta tener que lidiar con el
techo de cristal, con los padres que se dicen ser o tener una mentalidad de las
de antes, o sea, machistas de los de antes, y de los de ahora, para qué engañarnos, que se les quiere mucho
y te reconoces como sangre de su sangre, pero es que hija, vas sumando y esto
no hay quien lo aguante.
Juana nos resumió la razón de por
qué llamarlo violencia de género y no violencia machista.
Y nos dio su opinión sobre esta
mesa redonda contra la violencia en festivales como el de hoy.Escuchar el programa y las declaraciones de Juana Gallego aquí.
Las valoraciones finales hablaban de la procedencia de quien las expresaba:
Es necesario corresponsabilidad
(Anna Choy, cabo de los Mossos)
Nunca escuchamos sobre víctimas que se
levantan. Necesitamos más historias de
este tipo. Si oímos golpes, gritos, hay que ir a tocar a la puerta de nuestra
vecina y decir: sé lo que está pasando (Denise Mina, escritora escocesa)
Las víctimas de la violencia de género son víctimas de la
revolución silenciosa…La forma que existía hasta ahora de ser hombre, se ha
acabado (Juana Gallego,
profesora de periodismo).
Tomen nota, porque seguiré tratando sobre el tema tantas veces como me sea posible.
M. Antón G.
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