Mari Pau Dominguez
© 2016, Mari Pau
Dominguez Cutillas
© 2016, Random
House Grupo Editorial, S.A.U.© Raúl Lázaro, Ilustraciones Cubierta
© Gloria Rodriguez, Foto autora
2ª Edición: Mayo 2016
ISBN: 9788425353246
Novela histórica, alianzas reales, bodas reales, Borbones, Austrias, Felipe V, Isabel de Farnesio, la Princesa de los Ursinos, Historia de España, reinados de España, dominios españoles, Tratado de Utrecht, territorios, conquistas, sucesiones, descendencia real, corte española s.XVIII, palacios reales, palacio de La Granja, enfermedad, melancolía, depresión, literatura española
Páginas: 352
Hubo un rey
que nunca quiso reinar. Ocurrió en España, en el siglo XVIII, y era aquel
además el Primer Borbón de la saga que imperaba en este pais. Tuvieron que pasar muchos años para entender
el auténtico motivo de su comportamiento calificado como estrafalario, quizá
envuelto en cierta locura a la que dieron por llamar melancolía se conocería
más tarde como una de las pandemias de los tiempos actuales: la depresión.
Felipe V no
lo tuvo fácil, y aunque no fue el único en padecerla, es una suerte que haya
quedado testimonio de ello en el libro de la historia de España, como
constancia de su existencia, que explore a partir de ahí en más estudios de los
iniciados por investigadores de esta rama de la medicina.
Al mismo
tiempo, era conocido este soberano por su necesidad imperiosa de sexo a todas
horas, y tras la muerte de su primera esposa encontró por suerte en la
siguiente, Isabel de Farnesio, una reina con un perfil que daría para otra
novela y la horma de su zapato en aquel sentido. Sexo y depresión de la mano.
Como
antecedente tenemos contextualizada la trama de esta novela de lectura ágil,
amena, interesante, que en definitiva me ha atrapado desde el comienzo hasta el
fín.
No dejan de
sorprender las actitudes de la realeza y de la Corte que rodea al mandatario,
ajenas estas a la enfermedad real de su monarca, dándole por trastornado, por
loco, silenciando a su alrededor un secreto a voces sobre su comportamiento
nada habitual en lo que se conocía hasta entonces como melancolía. Recibir en
paños menores a los enviados de los gobiernos de otros paises, o abandonar la
higiene personal de un modo evidente no era algo insólito en la corte de Felipe
V. En fin, que nadie daba explicación a ese
trastorno, ni médicos ni estudiosos, como no lo hacemos nosotros actualmente
cuando alguien que teniéndolo todo -desde un punto de vista de no enfermos- es
tocado por la varita del desaliento y la tristeza profunda.
Pues nada,
que hasta un rey puede estar deprimido, que tomen nota los interesados.
M.A.G. 2016
M.A.G. 2016
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