Belicismos aparte, impresiona en su modo de tratar la figura del antihéroe, demostrando al final que la cabezonería del protagonista tiene su razón de ser, apoyándose en unos valores tan firmes como lo es la coherencia de sus decisiones. Más allá de las palabras, pasamos por alto escenas verdaderamente terribles para centrarnos en una historia simple, basada en la lealtad hacia las propias creencias o la honestidad con uno mismo.
De ritmo ágil, y sin contemplaciones.
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