21 de julio de 2010



Un guerrero sabe que existe el efecto "cascada".

Ya vió muchas veces a alguien actuando mal con quien no tenía valor para reaccionar. Entonces, por cobardía y resentimiento, esta persona descargó su rabia en otra más débil, que a su vez la descargó en otra, formando una verdadera cadena de infelicidad. Nadie sabe las consecuencias de sus propias crueldades.

Por eso el guerrero es cuidadoso en el uso de la espada, y sólo acepta un adversario que sea digno de él. En los momentos de rabia, prefiere golpear una roca y magullarse la mano.

La mano termina sanando; pero el niño que terminó recibiendo porque su padre perdió un combate, quedará marcado para el resto de su vida.


Manual del Guerrero de la luz, Paulo Coehl.lo

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