Era tan hipocondríaco, que una tarde volvió a casa con un baúl de tamaño considerable que colocó en el espacio libre más cercano a la puerta del rellano de su piso.
- Poco práctico eres -le señalaban-, al colocar este baúl en el recibidor, pierdes mucho espacio.
- ¿Y la tranquilidad que me da tener en un mismo sitio todo lo que me llevaría en caso de que se produjera un incendio en el edificio o cualquier otro imprevisto que me obligara a salir corriendo con lo puesto?.
Y desapareció como alma que lleva el diablo.
Saray Schaetzler 2011 (Por favor, acompañen al pianista, Para salir corriendo)
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